domingo, 13 de abril de 2014

Los Monjes Guerreros: precursores de las Sociedades Secretas

Empieza “El Plan”, 1º fase: los monjes

En los albores de nuestra era, Europa estaba trastornada por una tremenda crisis de valores y de instituciones, provocada por el derrumbamiento del Imperio Romano y por la invasión de nuevos pueblos. En plena decadencia, en lo más hondo de la Edad Oscura -como se ha llamado a esa época-, se abrió una luz al final del túnel. Y en esa luz se recortaba la silueta negra de unos señores que vestían túnica negra, capucha negra y cinturón negro. No eran vampiros, eran los Benedictinos, aunque el pueblo les llamaba simplemente los monjes negros. Un mal presagio.


La Orden de San Benito o Orden Benedictina es la más antigua de Occidente. Fue fundada en 529 por san Benito de Núrsia en Monte Cassino, Italia.

<<<<< Jesuitas y Benedictinos tienen en común el negro, en el más amplio sentido de la palabra. Y también que la Orden del Temple está en su ADN. A la izquierda Francisco Bérgoglio, en el centro Peter Hans Kolvenbach, anterior Superior General de Compañía de Jesús

Las órdenes monásticas fueron el primer paso para configurar una sociedad controlada sibilinamente por unos grupos de capataces, servidores de las estrategias de los amos que, a través de ellos, podían manejar el mundo desde la distancia. Aún así, San Benito tan sólo pretendía fundar un monasterio con unas buenísimas intenciones, pero la oscuridad se aprovecharía de su trabajo y el de miles de monjes, entregados al amor y al servicio a los demás, para empezar “El Plan”, su plan. Un caso muy parecido al de Ignacio de Loyola y la Compañía de Jesús y es que la historia repite como el ajo.

Necesitada como estaba la sociedad europea en decadencia, la expansión de la orden fue muy rápida. Se fundaron monasterios benedictinos en toda Europa, muchos en Cataluña, donde la orden tuvo gran peso. Los monasterios tuvieron un papel clave en la repoblación, consolidación y estructuración del territorio, sobre todo donde los señores no abarcaban. La política de cesión de tierras alrededor de los monasterios, influyó en el desarrollo agrícola. En ellos se conservaron los conocimientos agrícolas de la antigüedad y se actualizaron y perfeccionaron con exhaustivos estudios.

Por todo ello, San Benito, creador del fenómeno, es hoy en día el co-patrón de Europa. La patrona es la maga negra cristiana Santa Brigida, pero eso ya es otro tema, ver “El Concordia, naufragio de Europa”

2º fase: los monjes guerreros

Siglos después, en 1098, aparecería en el seno de la Orden de San Benito una renovación, llamada “Císter”. El gran impulsor -y co-fundador con San Esteban Harding- de esta orden fue Bernardo de Claravall, un personaje clave en la fundación de otra Orden, la del Temple, en este caso de monjes guerreros. El objetivo era preparar el camino al punto neurálgico de “El Plan”: la Orden de los Caballeros Templarios.
Como ocurrió con Benito de Nursia, la Luz y la entrega de Bernardo de Claravall fue “secuestrada” por la oscuridad para sus planes, como tantas y tantas veces.

Y como guiño para el que quiera ver, o simplemente como burla a nuestra ceguera, los dos Papas que hoy comparten el Vaticano en este fin de ciclo de la humanidad, han escogido los nombres de dos seres clave en el plan: Benedicto XVI por San Benito, que inició el plan y Francisco I por San Francisco Javier, que permitió el actual estatus con la intervención y traición a Ignacio de Loyola. San Francisco Javier entregó la Compañía de Jesús a la oscuridad, con tal éxito que, en la actualidad, controlan la religión monoteísta más influyente, los cinco principales bancos del planeta, los paraísos fiscales más ricos y la gran mayoría de universidades y colegios importantes del mundo.

<<<<< El Sr. Bergoglio ha elegido el nombre Francisco y el Sr. Ratzingher el de Benedicto, ¿Casualidad?

Establecidas ya las órdenes monacales, el siguiente paso era crear las órdenes de monjes guerreros. Para ello se necesitaba un escenario propicio y se inventaron las cruzadas, algo muy parecido a “unos aliados invadiendo Irak o Afganistán” en nuestros días. Tres grandes órdenes de monjes guerreros nacieron al albor de la lucha contra el infiel, con gran competencia entre sí. Cada una servía a determinados reyes o facciones y al poco se convirtieron en una mezcla de grupo de presión, de brazo armado y de agencia de espionaje. Era el siglo XII y acababan de nacer las sociedades secretas. 

Las órdenes/sociedades secretas forman parte de lo que llamamos “los capataces”, los privilegiados, cuyo único interés a lo largo de la historia ha sido conservar sus ventajas y no compartir jamás esos privilegios que recibieron, en su momento, de la Oscuridad.


Todas las sociedades secretas usaban una misma cruz, con diferencias de estilo mínimas, ya que todas que proceden de un mismo signo. Según el enfoque con que analicemos al símbolo de la cruz, ésta representará a Jesucristo o al planeta Nibiru, el planeta del cruce. A Nibiru, que junto con Mérope en las Pléyades, es una de los dos procedencias de los antiguos diositos sumerio-anunnakis, se le llama planeta del cruce, o de la cruz, por su órbita perpendicular respecto al Sol.

Las órdenes de monjes-guerreros, nacidas con las Cruzadas y sus respectivas cruces. Monjes guerreros y guerras santas, como siempre, todo en nombre de Jesús…

 Ayer y hoy de las Sociedades Secretas

Estas son las tres grandes sociedades secretas rivales nacidas con las cruzadas y aún operativas en la actualidad, de izquierda a derecha: Orden de Malta (ex Caballeros Hospitalarios de San Juan), Orden del Santo Sepulcro y Orden del Temple.


Los “Caballeros Templarios de la Orden del Temple” (de donde surgió la Masonería y cuyos herederos actuales son los Jesuitas). Su actual nombre se lo deben a su estancia en los restos del antiguo Templo de Salomón. La Orden sigue existiendo, pero el poder del Temple fue traspasado a la Compañía de Jesús.

Creada en 1118.

Símbolos: Virgen Maria, el Espíritu Santo y la paloma

Los “Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén”, que hoy en día son la Orden de Malta, en versión “Católica Romana” y “Los Caballeros de San Juan de Jerusalén, en su versión “Protestante”. La crearon mercaderes de Amalfi, que fundaron en Jerusalén un hospital para peregrinos. El rey Juan Carlos I fue bautizado en una iglesia de esta orden, que actualmente se llama Orden de Malta y es un miembro destacado.

Creada en 1084

Símbolos: el León y el Dragón

Los “Caballeros del Santo Sepulcro de Jerusalén”, creada por Godofredo de Bouillón con el objetivo de guardar el sepulcro de Jesús (falso lugar inventado por la madre de Constantino, ver El-juego-de-las-religiones). Hoy sigue activa con el nombre de Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, con sede en el Palazzo della Rovere, a escasos metros de la Basílica de San Pedro, como señal de su gran sinergia con el Vaticano. Juan Carlos I es Caballero del Gran Collar.

Creada en 1099.

Símbolos: el Águila

Disfraces a parte, lo suyo no es ningún juego.
Controlan grandes corporaciones, gobiernos, bancos, siempre en la sombra. Otros dan la cara por ellos, son sus muñequitos. Son tres ejércitos de “capataces negros” dispuestos a entrar en combate… pero sólo en broma. Ellos sólo se disfrazan porque ellos crean las guerras y se enriquecen con ellas, pero nunca van a luchar.

Ellos son los cobardes que envían a los demás a luchar y a morir.

Ellos son los cobardes que juegan a disfrazarse de valientes, en su casa, mientras condenan al sufrimiento a todos los demás.

“La historia del mundo es la historia de la guerra entre sociedades secretas”
Robert Anton Wilson

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