jueves, 4 de septiembre de 2014

¿Muere el independentismo tras el caso Pujol?

El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol (EFE)
03.09.2014

El llamado caso Pujol –que se inicia con la confesión por el expresident la tarde del viernes 25 de julio de que su familia había tenido, fruto de una herencia oculta al fisco, cuentas en el extranjero durante decenios– conmocionó a Cataluña y España y ha sido el gran asunto del agosto de 2014. Seguirá ocupando titulares durante mucho tiempo y tendrá serias consecuencias –algunas imprevisibles hoy–, pero el primer afectado es y será CDC, el partido que fundó todavía en clandestinidad en el monasterio de Montserrat y del que ha sido patrón y referente indiscutible hasta el pasado 25 de julio.

Artur Mas, su heredero, escogido hace años por Pujol y su familia, que antes habían descartado a otros candidatos demasiado “poco reverentes” comoMiquel Roca o Duran i Lleida, dice ahora que ya hace más de diez años que Pujol no tomaba decisiones en Cataluña. Él lo sabrá –quizás la última que tomara fuera la de designarlo sucesor–, pero lo cierto es que Oriol Pujol, uno de sus hijos en una familia que parece que operaba con sólido espíritu de clan, era secretario general y principal candidato a suceder a Artur Mas hasta muy pocos días antes del pasado 25 de julio.

Tener que hacer renunciar al fundador y líder del partido al que había llevado a seis victorias consecutivas desde 1989 a 1999 (algunas con mayoría absoluta) de todos sus cargos, beneficios y tratamientos honoríficos tanto en CDC como en Cataluña en menos de una semana, sugerirle que lo mejor sería que pidiera la baja y presionarle –tras la petición de la oposición y de sus aliados de ERC– a comparecer en el Parlament no es algo que se pueda hacer sin dolor y sin consecuencias.

Un amigo literario y siempre crítico con Jordi Pujol me dice que CDC tenía algo de fenómeno grupal-religioso. La Cataluña catalanista de la amplia clase media que se conforta mirando TV3 era la Patria-Iglesia, Jordi Pujol el profeta y el Papa, los dirigentes y militantes componían la jerarquía y el clero, y el resto de la humanidad estaba formada por distintas clases de infieles –respetables todos, eso sí– porque Cataluña es un país moderno y civilizado.

Y para estos ‘creyentes’ (también muchos ‘tibios’ integraban por diversas causas el rebaño elegido), que algún sacerdote, obispo, o incluso cardenal, cometiera actos impuros con notoriedad era grave pero un palo que había que soportar (nadie es perfecto). Lo impensable, lo inadmisible, lo que podía hacer explotar era que el propio Papa viviera en pecado permanente.El caso Pujol va a tener serias consecuencias para CDC y puede ser letal para Artur Mas, pero no implica la desaparición del fenómeno independentista porque ya se estaba produciendo –antes del escándalo– una fuerte emigración de voto desde CDC a ERC

Este amigo –al que le gusta el teatro de Valle-Inclán y que exagera– afirma que CDC ha podido superar muchas cosas, incluso la colusión con el estafador confeso Fèlix Millet en el asunto delPalau de la Música (la sede de CDC es la garantía prestada por el partido a la fianza exigida por el juez). Ya se sabe que encontrar benefactores es difícil y los partidos deben hacer cosas ‘extrañas’ para financiarse. Pero lo que no puede digerir es que se difunda (y muchos fieles e infieles crean que es cierto) que la familia Pujol se ha enriquecido con negocios y comisiones aprovechándose del liderazgo político del padre de familia. Si el Papa peca y lo confiesa a modo de expiación… apaga y vámonos.

Algo hay de interesante en esta aproximación. Al PSOE de Felipe Gonzálezle sacudieron mucho los casos Rubio y Roldán, pero no le aniquilaron moralmente (al fin y al cabo gente así hay desgraciadamente en todas partes). Ni siquiera el famoso caso Filesa, ya que para muchos socialistas la financiación poco ortodoxa (quizás ilegal) podía ser imprescindible para vencer al partido de la derecha, siempre con las arcas llenas.

Al PSOE de Felipe González lo que le hundió moralmente porque repugnaba a muchos socialistas –incluso a los dirigentes que lo habían tolerado o habían mirado hacia otro lado– fue la evidencia de algún tipo de complicidad o respaldo con los GAL. El terrorismo de Estado a través de los cuerpos de seguridad era algo que el socialismo que había gritado a favor de los derechos humanos y contra los abusos policiales de la dictadura de Franco no podía asimilar.

El caso Pujol puede ser para CDC más grave que los GAL para el PSOE porque desarma moralmente el discurso convergente (ahora no es sólo España, sino también la familia del padre de la Patria la que puede haber esquilmado a los catalanes). El daño moral del caso Pujol puede tener, pues, consecuencias políticas y electorales graves, incluso letales, para CDC.

La “refundación” de la que habla el nuevo coordinador general, Josep Rull, que ha sido designado digitalmente por Artur Mas para relevar a Oriol Pujol en la secretaría general del partido, tiene muy escasa credibilidad. ¿Pueden los hijos políticos de Pujol refundar un partido que ha quedado muy tocado por la confesión de Pujol padre y las investigaciones en los juzgados sobre la conducta de sus hijos biológicos?

Pero de la misma forma que creo que CDC tiene un serio problema de supervivencia, aunque Mas haya demostrado carácter y determinación (quizás por encima de la recomendable), también me parece un error afirmar (como es tentación bastante generalizada en Madrid) que el escándalo Pujol conllevará de forma más o menos automática la derrota del independentismo.

Primero porque el independentismo se alimenta de la exacerbación del sentimiento catalanista –muy mayoritario en la sociedad catalana– ante una sentencia del Tribunal Constitucional que rectifica un Estatut que había sido aprobado en referendo, por el que el 80% de la clase política catalana había apostado (no sin cometer errores) y del que los más nacionalistas sin estar entusiasmados (ERC recomendó el voto en contra al igual que el PP) pensaban que más valía un mal arreglo que un buen pleito.El caso Pujol va a tener serias consecuencias para CDC y puede ser letal para Artur Mas, pero no implica la desaparición del fenómenos independentista porque ya se estaba produciendo –antes del escándalo– una fuerte emigración de voto desde CDC a ERC

La tentación obvia para los más radicales era concluir que si el mal acuerdo (el Estatut, que como salió de las Cortes españolas tras el acuerdo Zapatero-Mas era distinto del que se aprobó en Cataluña) se tumbaba, mas valía sostener un buen pleito (la independencia). Y en este desapego o desafección –certeramente señalado por José Montilla antes de la sentencia– jugaron no sólo los asuntos de fondo (siempre discutibles), sino también las formas.

Por una parte el serial de recusaciones y juego sucio en el propio Constitucional. Por la otra, a una Cataluña que apostaba (no sin errores) por una España plural y que había decidido ser España (en el referendo del Estatut) no se la debía responder con los agravios y el recurso de los nacionalistas españoles contra artículos de ese Estatut que no se recurrieron en otros estatutos posteriores como el valenciano o el andaluz. Y la asimetría en el trato fiscal con la otra ‘nacionalidad’ –la vasca– era patente y se arrastraba desde la Constitución.

Sin solucionar estos problemas de fondo –no fáciles de resolver porque el federalismo es menos conflictivo en países de cultura homogénea como Alemania o Estados Unidos–, una gran parte del nacionalismo catalán e incluso del catalanismo de izquierdas (gente que militaba en el PSC-PSOE como Montserrat Tura, que ayer presentó un libro en Barcelona que aboga por la unión con España desde la libertad, es decir, desde la consulta) puede decidirse a apostar por el independentismo radical. Y este fenómeno ya se estaba produciendo con cierta intensidad –con anterioridad al caso Pujol– a través de la emigración del voto de CiU hacia ERC.

Cuando el partido reformista (en este caso CDC) se convierte sobre el 2012 a las tesis rupturistas o revolucionarias de ERC (el nacionalismo español deAznar, Rajoy y los “cepillados” de Alfonso Guerra también tiene responsabilidad en esa conversión), es lógico que muchos electores de CDC concluyan que, si ERC tiene razón, lo mejor y más conveniente es votarles directamente. Ese es el descomunal error de Artur Mas, asesorado por un grupo de jóvenes sin experiencia que desprecian el pragmatismo de la CDC tradicional de Pujol y Roca.

Y el tránsito del nacionalismo catalán de CDC a ERC es muy anterior al caso Pujol. En las elecciones del 2010 (cuando Mas derrotó al tripartito), CDC obtuvo el 38,4% de los votos (Pujol había llegado al 45%) y ERC el 7%. En las del 2012 –cuando Mas se inclinaba a medias por la independencia– CDC sacó el 30,7% (diez puntos menos) y ERC el 13,7% (6,7 puntos más). En las europeas de mayo de este año –con Mas lanzado a la consulta independentista– CDC bajó otros nueve puntos, hasta 21,8%, y ERC logró elsorpasso con el 23,6%, diez puntos más. Ahora la encuesta publicada este lunes por El Mundo sobre Cataluña dice que ERC mantendría su 23% y que CiU (quizás el primer efecto Pujol) caería 2,7 puntos más, hasta el 19,1%.

En cuatro años de lo que Mas llama “la hora grande de Cataluña”, CDC puede haber perdido la mitad de su cuota electoral mientras que ERC ha multiplicado por casi cuatro la suya. Lo más curioso es que el tan criticado por poco catalanista PSC (en Barcelona, porque en Madrid se le recrimina lo contrario) sólo pierde 0,6 puntos entre las elecciones del 2012 y la encuesta de El Mundo, mientras que CDC –que decía con orgullo que encarnaba la nueva centralidad catalana– se deja 11,6 (8,9 en las europeas, antes del caso Pujol).

Es evidente que Mas se ha equivocado y ha llevado a una situación muy complicada tanto al nacionalismo de centro-derecha como a toda Cataluña. Pero no creo que para España (ni para Cataluña) lo mejor que pueda pasar es que ERC se convierta en el primer partido catalán. Aunque quizás en el PP haya alguien que apueste exactamente por lo contrario. O actúa con tanto desconocimiento que lo parezca.

http://blogs.elconfidencial.com/espana/confidencias-catalanas/2014-09-03/muere-el-independentismo-tras-el-caso-pujol_184839/#


La UDEF mete a Josep Pujol e Indra en el caso: investiga una operación de 44 millones


EL HIJO DEL 'EXPRESIDENT' VENDIÓ SU FIRMA EN 2001

El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol (EFE)


La investigación de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía sobre la trama de corrupción de la familia Pujol está extendiéndose a los diferentes miembros del clan como si fuera una mancha de aceite. Hasta ahora, los procedimientos judiciales se han centrado en Oriol Pujol, imputado por tráfico de influencias y soborno en el caso de las ITV, y Jordi Pujol Jr., investigado en la Audiencia Nacional por el presunto cobro de comisiones ilegales. Pero los agentes expertos en delitos económicos ya manejan datos que afectan a otro de los siete hijos del expresidente de la Generalitat. Según fuentes policiales consultadas por El Confidencial, la UDEF ya ha puesto el foco en Josep Pujol por la venta de su consultora Europraxis a Indra.

La operación se cerró en abril de 2001 cuando Jordi Pujol Soley aún era jefe del Ejecutivo catalán. Indra adquirió la empresa de su hijo Josep por 44,4 millones de euros. La compra se efectuó en dos pasos. La multinacional tecnológica española se quedó primero con el 25% del accionariado de Europraxis y, posteriormente, el 31 de diciembre de ese mismo año, con el 75% restante. Josep Pujol y los otros cinco socios con los que compartía la consultora se repartieron los fondos.

El presidente de Indra, Javier Monzón. (EFE)

Indra admitió entonces que los únicos activos de Europraxis eran sus propietarios y el mercado en el que había estado operando. En aquellos momentos, Cataluña apenas representaba para Indra el 6% de su facturación, un porcentaje muy inferior al 20% que suponía la economía catalana en el conjunto de las finanzas nacionales. Lo cierto es que, sólo unas semanas después de que Josep Pujol pactara con Indra la venta de su compañía, la tecnológica española comenzó a conseguir adjudicaciones de la Generalitat por importes millonarios.

La UDEF ha puesto sus ojos en esa venta 13 años después de que se produjera en el marco de las investigaciones que ya está realizando bajo la supervisión del Juzgado Central de Instrucción número 5 sobre las presuntas comisiones ilegales cobradas por el hermano mayor de Josep, Jordi Pujol Jr. Según fuentes cercanas a las pesquisas, los agentes han comenzado a recabar datos sobre esa compra de Indra ante la sospecha de que pudo servir para que Josep blanqueara fondos ilícitos procedentes igualmente de comisiones ilegales. El mecanismo habría sido exactamente el mismo al que recurrió Jordi Pujol Jr. las ganancias que obtenía por conseguir adjudicaciones y favores administrativos de la Generalitat para empresas privadas, según ha acreditado la UDEF en el último informe que ha remitido al instructor del procedimiento, el juez Pablo Ruz.

En el caso de Josep Pujol, los expertos en delitos económicos de la Policía cuestionan que su consultora valiera realmente en aquel momento los 44,4 millones de euros que desembolsó Indra. Apuntan que cuando se produjo la operación, Europraxis apenas disponía de activos y trabajadores en plantilla. A juicio de los agentes, el precio de compra pudo estar condicionado por el compromiso de que esa operación se traduciría en adjudicaciones del Gobierno de Cataluña, controlado entonces por CiU.

Josep Pujol Ferrusola, destacado por el círculo rojo. (EFE)

Indra ha asegurado que la operación fue totalmente legal y que la adquisición le permitió introducirse en el mercado de la consultoría, en el que ahora factura 65 millones de euros. Además, añade que la mayoría de los socios de la empresa catalana continúan en el grupo. Otras fuentes indican que la incorporación de Josep Pujol, Javier Piera, Manel Brufau y Joan Vergés formaba parte del acuerdo de adquisición.

El hijo del expresidente de la Generalitat, economista por ESADE y MBA por la Universidad de Nueva York, sigue como responsable comercial de Europa de Indra, mientras Manel Brufau, hermano del presidente de Repsol (Antonio Brufau), es el jefe de Cataluña de la empresa presidida por Javier Monzón. Piera, que en su día era candidato a ser consejero delegado, murió en 2009 de forma repentina. Por su parte, Vergés, que llegó a ser director general, fue despedido por Monzón hace dos años.

Todos ellos recibieron una prima de ocho millones de euros hace cinco años por, según la versión oficial, conseguir determinados objetivos financieros de facturación. La mayor parte se la apuntó Josep Pujol, ya que era el mayor accionista de Europraxis (22% del capital).

http://www.elconfidencial.com/espana/2014-09-03/la-udef-mete-a-josep-pujol-e-indra-en-el-caso-investiga-una-operacion-de-44-millones_184646/#

Adiós a un mito: los catalanes quieren que les roben


03.09.2014

Durante años buena parte del discurso catalanista se ha basado en su supuesta superioridad respecto a las regiones del sur de España. No nos estamos refiriendo únicamente al ámbito económico o empresarial, sino incluso al intelectual y social. Nosotros somos Europa, ellos no. Nosotros creamos valor que ellos dilapidan. Madrid nos maltrata en su favor. Ya saben, victimismo y tergiversación como armas de manipulación de la opinión pública. Todo un clásico.

Cualquiera que analizara esta falacia se daría cuenta de que buena parte del éxito de Catalunya se ha debido históricamente a la contribución de miles de inmigrantes llegados desde esas comunidades autónomas con los que debiera tener una deuda de gratitud, aun cuando muchos de estos ‘charnegos’, especialmente en segunda y tercera generación, sean como el Joanet de La catedral del mar de Ildefonso Falcones: peligrosos conversos a la nueva causa, traidores a sus orígenes.

Da igual.

Más importante aún que la constatación de esa realidad demográfica innegable es, a día de hoy, el desmoronamiento del pilar de integridad y honradez que junto al esfuerzo e iniciativa servían a sus ciudadanos más proclives a la independencia para dividir España en dos partes desiguales: ellos y los demás. Los elegidos para la gloria y el resto.

Resulta impresionante, por lo alarmante e increíble, el relato que vamos conociendo acerca no sólo de cómo se ha gobernado la comunidad autónoma desde sus orígenes, sino también de lo que le espera en caso de que los que aspiran a tomar sus riendas políticas lleguen a hacerlo en el futuro. El escándalo de los Pujol, el reconocimiento y falta de denuncia por parte deCarod Rovira de la dimensión del mismo –algo que ya hizo en su día Pasqual Maragall en sede parlamentaria con la sociedad mirando hacia otro lado– o el más reciente, desvelado por el diario ABC, sobre cómo se manejan las cuentas en este baluarte de la puridad territorial que pretende ser la Asamblea Nacional Catalana, no son sino síntomas de lo que parece ser un problema estructural: robar es parte del contrato público entre representantes y representados en Catalunya.

Sólo en esos términos se puede entender que nadie dijera nada durante décadas, pese a que la recurrencia de la práctica tuviera necesariamente que ser conocida y ocultada por amplias capas de la sociedad civil y empresarial catalana. Ni la oposición, cuyo silencio no sólo se puede entender en términos de connivencia y aprovechamiento propio (cabe creer que pudiera haber hecho lo mismo en sus años de gobierno, cuando quebraron financieramente la Generalitat, ¿no creen?); ni los pagadores que, a cambio del pago de una opción de compra de voluntades, medraron en sus negocios, la pela es la pela; ni los votantes, que hicieron suyo el argumento de las falaces acusaciones de la capital del reino cada vez que la sospecha asomaba por una rendija, en vez de exigir las oportunas aclaraciones a quienes correspondía.

El caso de la ANC es aún más sangrante ya que los fondos que han terminado en un paradero desconocido pero presumible no son fruto de la coercitiva labor recaudadora del Estado central, ese que los maltrata, sino del ahorro de aquellos que compraron la ilusión de una Catalunya independiente para lo que aportaron, cada uno en la medida de sus posibilidades, su particular granito de arena. Eso, y el hecho de que el desvío de dinero se produjera desde el mismo día de su fundación, pone de manifiesto dos cosas: una, la catadura moral de quienes se arrogan determinadas banderas y, dos, el nivel de generalización de la conducta en la política local. Los ‘niños’ no dejan de hacer lo que ven a sus ‘padres’… Que se lo digan a Urdangarin.

¿Quieren los catalanes que les roben? Si hiciéramos una encuesta entre el conjunto de su población, el 100% de los votos saldría que ‘no’. Evidente. Más interesante sería la respuesta a "Entonces, ¿por qué quiere dar su confianza a aquellos que lo hacen?". Puede que alguno apelara a la teoría del mal menor: lo importante es el sueño nacional y, si tiene que ser con estos, sea. Mejor sería en tal caso que pensaran lo que les depararía su gobierno seis meses después del cierre de fronteras, con el presupuesto en sus manos. Otros aludirían al agravio comparativo: "En el resto de España es igual, la corrupción no quita votos". En efecto, pero al menos no se juega con el sentimiento de la gente en beneficio propio.

Quizá la contestación más sensata sería: "Pero, ¿hay alternativa limpia de uno u otro signo?". Cuesta encontrarla. En el bando nacionalista y fuera de él. Es verdad, y no únicamente en Catalunya, sino en el resto de España. Esa es la tragedia de la política nacional, mal endémico que nos preocupa pero que no nos ha movilizado como ciudadanos…. hasta ahora. Sin embargo, se ve magnificado en aquella zona geográfica por una institucionalidad y transversalidad que dan miedo. A falta de otras opciones, puede que los catalanes prefieran "mejor lo malo conocido que lo peor por conocer". Un mal argumento, sin duda. Porque, sobre ese punto de partida, difícil será engrandecer un país, si es que algún día llega a serlo. La ruina está asegurada. Ustedes mismos, queridos compatriotas. Oops, perdón.

http://blogs.elconfidencial.com/economia/valor-anadido/2014-09-03/adios-a-un-mito-los-catalanes-quieren-que-les-roben_184485/

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